Ante la sacudida de estos eventos sísmicos, la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) tiene que reconocer ya, de una vez, que la infraestructura centralizada de megaplantas no responde a las necesidades del país.
Si, luego del paso del huracán María, la AEE hubiese concentrado esfuerzos y recursos para el despliegue de sistemas fotovoltaicos en techos con baterías, otra sería la realidad del país hoy.
El terremoto del 7 de enero de 2020 tiene que marcar un antes y un después en esa corporación pública. Atrás debe quedar todo plan de inversión en gas natural (metano) y combustible fósiles así como los planes de privatización. La infraestructura de gas metano representa un riesgo particular en eventos sísmicos, con posibilidades de escapes y roturas en tuberías y tanques de almacenaje que pueden ocasionar fuegos y explosiones. La ruta de transformación del sistema eléctrico debe procurar minimizar vulnerabilidad, no
aumentar riesgos a la población.
Por otro lado, la privatización por su naturaleza permitiría anteponer la ganancia sobre el interés público así como el bienestar de la población en momentos de crisis como los que enfrentamos hoy. Si difícil ha sido obtener respuestas sobre el sistema eléctrico bajo la AEE como corporación pública, más difícil será con una AEE privada que no estaría obligada a divulgar información.
Una nueva realidad eléctrica es posible utilizando el sol con placas solares en techos y baterías. Se debe priorizar la instalación de sistemas a los más vulnerables para atender su demanda crítica que les permita operar equipos médicos, neveras y abanicos. Sí es posible transformar nuestro sistema eléctrico con fuentes renovables como el sol y el viento. La propuesta Queremos Sol (queremosolpr.com) presenta medidas concretas, apoyadas por datos y estudios que indican la ruta a seguir para una transformación basada en
eficiencia, conservación y recursos renovables distribuidos.
La AEE, como entidad pública, tiene la gran oportunidad de liderar esta transformación nacional, que está a nuestro alcance, en comunicación y trabajo coordinado con la ciudadanía, comunidades y organizaciones. Solo se necesita visión, transparencia y una buena dosis de bien común. Las personas y organizaciones que trabajamos este tema estamos dispuestos a colaborar.
iEmpecemos ya!
